@rchivos Nº 5, diciembre 2024
DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA ISSN 2953-4852 (en línea)
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Resulta imprescindible analizar las distintas categorías que estructuraron esta inves-
tigación. En primera instancia se explicitan categorías comunes a las diversas disciplinas
que forman parte del ámbito educativo. De este modo, se considera enriquecedor mencio-
nar algunos constructos desde el punto de vista freireano (Freire, 1965, 1987 y 1996), como
son: educación, escuela, docente, práctica docente, estudiante y procesos de enseñanza y
aprendizaje. Desde este enfoque se sostiene que la educación es praxis, reflexión y acción
del ser humano sobre el mundo con el fin de transformarlo, por lo que debe estar en cons-
tante diálogo con la realidad social, económica y política. En este sentido, la educación es
una herramienta vital para la liberación y la transformación de la sociedad, adquiriendo
así una connotación ideológica y política bien definida.
En segundo lugar, se considera que la escuela cobra vida con sus integrantes: no está
definida por el edificio, las salas, los cuadros, los programas o los horarios, sino que es un
ámbito donde se generan relaciones y encuentros y donde se entrelazan historias. En este
espacio se desenvuelven dos integrantes imprescindibles del sistema educativo que se asu-
men como coautores del proceso formativo: los docentes y estudiantes o, en términos frei-
reanos, educadores y educandos. Por un lado, los educadores son profesionales de todas
las áreas que tienen mucho que hacer por el país y por la nación; su responsabilidad cien-
tífica, ética y moral es tan grande que la sociedad reclama su presencia en los procesos de
transformación, conservación y preservación del mundo. Así, se debe tener claro que la
práctica docente, en el aula y fuera de ella, es un acto de amor y coraje que no puede eludir
el análisis de la realidad, por lo que debe estar rodeada de un humanismo tal que pretenda
la formación integral con justicia y democracia. Por otro lado, los educandos son sujetos
cognitivos que aprenden constantemente y en quienes se debe fomentar la capacidad crí-
tica y creativa. El educando se concibe como tal cuando adquiere progresivamente cono-
cimientos e ideas a partir del diálogo o situaciones problemáticas, y no a través de la mera
transmisión de contenidos.
Finalmente, es necesario destacar la inevitable intersección existente entre el pro-
ceso de enseñanza y el de aprendizaje. Desde este paradigma, enseñar no es transferir co-
nocimiento, sino crear las posibilidades para su producción. Se trata de un proceso activo
y compartido de construcción del saber, una práctica que debe incluir tanto la educación
de los conocimientos como así también del pensar cierto y crítico. A su vez, el proceso de
aprender está relacionado a la expresión propia de las relaciones establecidas con la natu-
raleza, con los otros y con uno mismo, resultado de distintos procesos que se expresan