22 DE MARZO: DÍA MUNDIAL DEL AGUA

Por la Prof. Cristina Manjón – Cátedra de Ecología, Profesorado y Licenciatura en Biología.
Facultad de Ciencia  y Tecnología, Subsede  Paraná,  UADER

La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el 22 de marzo de cada año para ser declarado “Día Mundial del Agua”, en conformidad con las recomendaciones de la conferencia de las ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo, contenidas en la Agenda 21. El objetivo 2011, “agua para las ciudades”, es centrar la atención sobre el impacto del rápido crecimiento de la población urbana, la industrialización y la incertidumbre causada por el cambio climático, los conflictos y los desastres naturales sobre los sistemas urbanos de abastecimientos de agua. El tema del año tiene por objeto poner de relieve y alentar a los gobiernos, las organizaciones, comunidades y personas a participar activamente para responder al desafío de la gestión del agua urbana.
Nadie duda hoy que el agua es, desde su múltiple rol, elemental para los seres vivos, incluido el hombre: componente de su hábitat, ingesta y condicionante de su “desarrollo”, se ha convertido en el “petróleo” del siglo 21, porque representa apenas el 3% del total de agua del planeta y a la vez porque se está reduciendo a gran velocidad. Actualmente más de 30 países enfrentan problemasde escacez y la ONU estima que en 50 años esto afectará a la mitad de la población.

A partir de la aparición de la especie humana en el planeta se registran efectos negativos sobre el recurso agua, originando profundas alteraciones ecológicas, ya sea en calidad o cantidad y muchas de ellas irreversibles A medida que la población crece aumenta la demanda, una vez utilizada vuelve al ciclo contaminada, el agua de riego arrastra consigo plaguicidas y fertilizantes que exponen a los seres vivos a trastornos agudos o crónicos. En otros casos la sobre-utilización de agua subterránea provoca el agotamiento de acuíferos. Los efluentes industriales degradan también la calidad. El 80% de todas las enfermedades que aquejan a países en desarrollo son atribuibles, al menos en parte, a la falta de abastecimiento de agua salubre y de medios adecuados de saneamiento (OMS, 1995) A esto se agrega el cambio climático que aumentó los períodos de sequía afectando el ciclo natural de renovación del agua.

Con el propósito de crear conciencia entre las personas para disminuir el consumo, Arjen Hoekstra, profesor de la UNESCO, creo el concepto de la “huella del agua” que es un indicador del volumen de agua que una persona, una industria o un Estado usan para producir distintos bienes y servicios. Con el fin de disminuir el consumo o hacerlo más eficiente, es necesaria la incorporación de la formación acerca del rol vital y ambiental del agua en la Educación Formal y no Formal.
“En este mundo complejo e interdependiente, uno de los grandes desafíos es el de encontrar nuevas formas de pensar y actuar más apropiadas a las nuevas situaciones, este es un rol crucial para la comunidad científica, organismos no gubernamentales y organizaciones comunitarias,” (Gallopin, 1993).