29 DE JULIO: DÍA DE LA CULTURA NACIONAL

Un decreto presidencial instituyó esta fecha en conmemoración a Ricardo Rojas, artista que dedicó su vida a enaltecer el teatro y la literatura nacional argentina. Su pasión fue tanta que el día de su muerte, el 29 de julio, es recordado como el Día de la Cultura Nacional.

 El concepto de cultura nacional resulta interesante ya que se vincula tanto con aspectos políticos y sociales, como así también con los orígenes históricos de la Nación. De modo que la cuestión de la cultura nacional tiene que ver con la formación de una identidad y de un sentimiento de pertenencia que sirva para unir los miembros de una sociedad en base a determinados símbolos o creencias fácilmente reconocibles. A varios años de la muerte de Ricardo Rojas su legado sigue firme.
La cultura nos sorprende en una nota musical, en una pieza de baile, en una escena teatral, en las pinceladas sobre un lienzo blanco, en el patrimonio arquitectónico y en toda manifestación artística que un individuo pueda expresar. Pero además cada pueblo tiene su propia cultura y cada comunidad la simboliza con cada uno de sus artistas y ciudadanos. La cultura permite integrarnos, compartir y expresarnos ante nuestros pares. Por ello y por su innegable valor merece ser conmemorada cada día.

Nuestra Facultad es un espacio propicio para promover la cultura científica y trabajamos para impulsar la relación ciencia y sociedad, para que las experiencias y saberes que se producen en nuestra institución se vinculen con y para la comunidad.

Para conocer más sobre Ricardo Rojas
Nació en Tucumán el 16 de septiembre de 1882. Su padre, Absalón Rojas, había sido diputado, Senador y Gobernador de la Provincia de Santiago del Estero. Y precisamente en esa provincia fue donde comenzó sus estudios. Al fallecer su padre se traslada con su familia a Buenos Aires, donde residiría el resto de su vida, con excepción de algunos viajes circunstanciales.
En esta ciudad, además, se casó en 1913 con Julieta Quinteros, la hija del Gobernador de Tucumán. Desde muy joven comenzó a demostrar una excepcional vocación por la literatura: a la edad de 15 años empezó a publicar artículos y poemas en los periódicos locales de Santiago, y recién llegado a Buenos Aires se expresó a través de la revista Ideas, fundada en 1903 por Manuel Gálvez, y se inició como periodista en el staff de El País, periódico que respondía a Carlos Pellegrini. A partir de 1900 fue colaborador de Caras y Caretas y de La Nación desde 1904. Sus artículos y poemas fueron recogidos, posteriormente, en los más importantes diarios y antologías de España y Sudamérica.

Sus estudios se habían interrumpido en Santiago del Estero, y nunca obtuvo ningún grado universitario, y aunque comenzó a estudiar Leyes, abandonó la carrera por sus trabajos literarios. Aún así, su prestigio le brindaría dos cargos universitarios y la membresía en varias sociedades científicas, incluso de la Academia Real de Letras de Madrid, de la Sociedad de Historia y Numismática de Buenos Aires, y del Consejo Académico de la Universidad de La Plata. Su educación fue el resultado de sus propios esfuerzos: fue un verdadero autodidacta, disciplinado y constante con sus estudios particulares. Fue un gran lector, pero además, a los 37 años de edad ya era autor de 20 obras y un referente en el panorama literario nacional.

Su primer libro fue una colección de versos titulado La victoria del hombre, que apareció en 1903, y fue prologado por Guido y Spano en Argentina y don Miguel de Unamuno en España.

Entre 1907 y 1908 fue a estudiar a Europa, y visitó España, Inglaterra, Italia y Francia. En el Viejo Mundo publicó varias obras, entre ellas El alma española, de crítica literaria. A su regreso, presentó sus memorias de viaje en La Nación de Buenos Aires con el título de Cartas de Europa. Entonces, también apareció su libro más controversial, La restauración nacionalista, en el que marcaba la necesidad de reformar la educación argentina, de acuerdo con sus ideales de nacionalidad y de civilización. En 1909, la Universidad de La Plata lo invitó a ocupar el cargo de Literatura Española y tres años después la Universidad de Buenos Aires lo propuso como el primer profesor de Literatura Argentina. Bajo estas influencias académicas escribió Bibliografía de Sarmiento, Poesías de Cervantes e Historia de la Literatura Argentina, una obra que repasa el pensamiento argentino hasta 1917. Su obra más conocida es "El Santo de la Espada", biografía del General San Martín.

Rojas integró la "generación del Centenario", que estaba integrada por un grupo de jóvenes intelectuales nacidos entre 1876 y 1886, que admiraban la obra de la generación que los había antecedido, pero eran críticos de las consecuencias que esa labor había traído al país. Atacaban el materialismo dominante y la falta de ideales, el cosmopolitismo del ´900 y la pérdida de la identidad. Por eso, sus escritos se orientaron principalmente al estudio de los orígenes y la formación de la nacionalidad argentina.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, se dedicó a escribir artículos y pronunciar conferencias en las que promovía el más ferviente pacifismo. El Gobierno de Francia le reconoció esta labor y en 1922 le otorgó la Cruz de la Legión de Honor. Ese año, Rojas creó el Instituto de Literatura Argentina de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, que con el tiempo se convertiría en el centro de investigaciones folklóricas y de musicología indígena más importante del país. También sería el fundador del Instituto de Filología, del Gabinete de Historia de la Civilización, y de la Escuela de Archivistas, Bibliotecarios y Técnicos para el servicio de Museos.

Por unanimidad de votos, fue elegido Rector de la Universidad de Buenos Aires en marzo de 1926, y permaneció al frente de esa casa de estudios hasta 1930. En 1934, por su destacada militancia en el radicalismo, fue confinado por algunos meses en el penal de Ushuaia, junto a otros muchos dirigentes radicales.

Pasó los últimos años de su vida rodeado por el reconocimiento más generalizado. En 1953, por ejemplo, el Centro de Derecho y Ciencias Sociales lo propuso como candidato al Premio Nobel de Letras, solicitud a la que adhirieron distintas universidades de América.

Rojas falleció en Buenos Aires el 29 de Julio de 1957.

Area Cultura- Secretaría de Extensión