7 DE JULIO: DÍA DE LA CONSERVACIÓN DEL SUELO

Esta jornada recuerda el fallecimiento de Hugh Hammond Bennet, un reconocido hombre de ciencia que quiso lograr un aumento de la producción de la tierra a través de su mayor protección y que trabajó para concienciar de los beneficios de su adecuado manejo.

El Secretario de Investigación de la Facultad, Ing. Jorge Cerana recuerda especialmente especialmente al Ing. Agr. Casiano Quevedo (1907-1972), entrerriano, y alumno dilecto de Bennet. Casiano Quevedo es el reflejo de la abnegación y la humildad que han tenido aquellos pioneros y que hoy orienta a las nuevas generaciones.

Casiano Victor Quevedo, recibe el título de Ingeniero Agrónomo en la Universidad de Buenos Aires y de su dilata trayectoria extraemos la siguiente síntesis cronológica.
Desde el año 1934 al 1938, se desempeña como Agrónomo Regional en las Provincias de Corrientes y Chaco-
Desde 1938 al 1939 Reside en Añatuya, integra la Junta Nacional del Algodón creada en 1935. (En aquella época la J.N.A. decide habilitar una Sub- Estación Experimental en la Ciudad de Añatuya en un terreno donado por el Sr. Rosso Picot.)
Desde 1940 al 1941 Reside con su familia en las provincias de Chaco y Santiago del Estero
En 1941 es convocado a tomar funciones en el Ministerios de Agricultura y se traslada a la ciudad de Buenos Aires. Allí toma contacto con Hugh H. Bennet y comienza una larga y prolífica relación que lo llevan a ser pionero de la Conservación de Suelos en Argentina de la mano de este mentor, siendo recomendado para una beca en los Estados Unidos.
Durante los Años 1941 y 1942, cumple una beca en los EE UU de 1 año en el Servicio de Conservación de Suelos, del Departamento de Agricultura, aquella reconocida institución que debe su creación a la prédica de H.H.Bennet.
A su regreso de los EEUU, en 1944 participa de la creación del Instituto de Suelos y Agrotecnia, ocupando el cargo de Jefe de la División de Conservación de Suelos, ocupando este cargo hasta la creación del INTA.
El Instituto de suelos y Agrotecnia fue creado el 27 de noviembre de 1943, organizado sobre la base de la ex División de Suelos creada por decreto 18.920 del Poder Ejecutivo el 3 de diciembre de 1938 y que funcionó como uno de los servicios técnicos de la entonces Dirección de Agricultura.
Con la creación del INTA en 1.956 (Decreto Ley 21680/56), el Ingeniero Quevedo, comprendiendo la trascendencia de esta oportunidad, resuelve trasladar las actividades de su sector al nuevo predio de Castelar, siendo uno de los primeros en radicarse en lo que posteriormente sería el Centro Nacional de Investigaciones Agropecuarias, contribuyendo con su trabajo a consolidar los principios que inspiraron su creación y colaborando con el desarrollo de la institución que llego a contar para el año 1.959 con una dotación de personal superior a los 2700 agentes, de los cuales unas 950 eran técnicos y con 7 centros Regionales, 29 EEA y 81 AER.
Durante su extensa carrera desempeñó cargos de responsabilidad y represento a la Argentina en numerosos congresos y foros internacionales, como Becario de Naciones Unidas en Africa, relator de FAO en España, Mejico, Paraguay; relator de la OEA en los Estados Unidos.
Recorrió todo el país, llevando sus enseñanzas y conocimientos a las Estaciones Experimentales de Santa Rosa, Anguil (La Pampa), Cañada León y Cañada Seca en Santa Cruz, Rio Grande Tierra del Fuego, Añatuya Santiago del Estero, Saenz Peña, Las Breñas y Quitilipi en Chaco; Manfredi y Marcos Juarez en Córdoba, Cerro Azul en Misiones, Cuenca del Salado, Ascasubi, Bordenave, Balcarce, Pergamino en provincia de Buenos Aires, visitando en muchas oportunidades su terruño natal en Entre Ríos conduciendo trabajos y realizando demostraciones en Paraná y Concordia.

Entre sus publicaciones son de destacar
Año 1946 Conservación del suelo. El suelo y la erosión. Bs.As. Suelo Argentino
Año 1946 Conservación de suelos. Cultivos en contorno. Terrazas. Suelo Argentino
Año 1946 Conservación de suelos. Labores culturales. Cultivo en franjas. Rotaciones. Suelo Argentino.
Año 1949. Importancia de las demostraciones practicas en la difusión de los métodos de conservación de suelos y sus aplicaciones en la República Argentina. IDIA N° 11.
Año 1949 Ing. Arens y Quevedo. Reajuste Agro técnico de la zona pampeana de erosión eólica. IDIA N° 13.
Año 1950 Reconocimiento de la erosión de los suelos en la República Argentina. IDIA N°s 13-14-15.
Año 1955. Tallarico, Ipucha Aguerre, Quevedo, Calcagno. Mapa de la erosión de los suelos de la Región Pampeana. 1ra contribución. N.O. de la provincia de La Pampa. IDIA.
Año 1964 Quevedo, Casiano V. Los distritos de conservación del suelo de los Estados Unidos de Norte América, IDIA: Suplemento – no. 13 (1964)
Año 1964 Ipucha Aguerre, Julio; Quevedo, Casiano V. Contribución preliminar para un programa nacional de conservación de suelos. IDIA: Suplemento – no. 13 (1964)
Año 1967 Ipucha Aguerre, Julio; Quevedo, Casiano V.; Castro, José María. Relevamiento de la erosión en la región de Santa Cruz. INTA. Buenos Aires. IDIA. Suplemento. no. 19 (1967). Notas : Trabajos y relatos presentados a la IIa Reunión Nacional para el Estudio de las Regiones Aridas y Semiáridas, en Santiago del Estero, en 1965..
Año 1968 Ipucha Aguerre, Julio; Quevedo, Casiano V. La erosión en Salta. Localización y evaluación tentativa de su intensidad. IDIA. no. 250 (oct. 1968)
Año 1970 Bellati, Jorge I.; Burgos, Juan J.; De Fina, Armando L.; García, Fernando O.; Giberti, Horacio C.; Guedes, Oscar J.; Molina, Jorge S.; Molfino, Rubén H.; Pecora, Edgardo J.; Pueyrredón, Enrique; Quevedo, Casiano V.; Ragonese, Arturo E.; Reichart, Manfredo A.; Sauberán, Carlos; Hary, Pablo; Prego, Antonio J. Utilización y conservación del suelo. INTA-Buenos Aires. Publicación N° 56. INTA. Buenos Aires, Buenos Aires. AR.
Fue autor de la conocida sentencia, que como máxima universal, predicó, enseñó y distribuyó en escuelas, instituciones y en cada lugar donde pudo exponer sus conocimientos.

Máxima Universal
Casiano V. Quevedo
CONSERVARAS TU SUELO PRODUCTIVO; ayudaras a su mejoramiento; defenderás su integridad contra el agua y el viento; protegerás su superficie manteniéndola cubierta; no le permitirás pasar sed ni hambre; cuidaras su salud como la de tus familiares; lo dejarás en herencia a tus hijos, tal como lo recibiste, o aun mejorado; lo usaras mientras vivas, con prudencia y habilidad para que te rinda al máximo, sin perder su fertilidad ni aptitud prístina. Así, cuando llegues a la etapa inexorable, sentirás la satisfacción del deber cumplido y la sensación de asegurar para las generaciones futuras, el bienestar y progreso a que aspira este mundo tan convulsionado que no repara en el inmenso valor que tiene el bien que desperdicia y destruye.