Se inauguró un sendero que reconoce especies nativas en Aldea Santa María

Un equipo del Profesorado en Biología participó de la inauguración de un sendero de interpretación ambiental e histórico en Aldea Santa María, un pequeño pueblo rural del departamento Paraná en el que se asentaron colonos alemanes del Volga apenas arribados al país hacia fines del siglo XIX.

 El sendero denominado “El camino de las langostas” fue una propuesta del profesor Cristian Hergenreder, desde la cátedra Biología Vegetal II-Plantas Vasculares del Profesorado en Biología, con el objetivo de establecer un recorrido de interpretación ambiental con especies del monte nativo propias del espinal. Forma parte de las acciones del programa FCyT Verde del plan de gestión institucional.

 La Aldea Santa María nació como tal en 1887, cuando un grupo de alemanes del Volga recién llegados a la Argentina le compraron a Enrique Woodrich una estancia de 3.000 hectáreas e instalaron una colonia. Inicialmente la estancia no tenía fuentes de agua y las tierras estaban cubiertas de montes de espinales, los cuales fueron paulatinamente reemplazados por cultivos agrícolas.

 Durante la recorrida se realiza un revisionismo histórico sobre lugares donde se encontraba la antigua estancia a la que pertenecían los campos sobre los que se fundó la localidad, el sitio de la primera capilla y otros monumentos religiosos y una depresión al final del sendero donde se realizaban quemas de huevos de langostas durante la campaña de control de dicha plaga a principios del siglo XX, lo que le da el nombre al sendero: “El camino de las langostas”.

 El recorrido prevé una interpretación ambiental con especies del monte nativo propias del espinal y se destacan dos algarrobos negros (Neltuma nigra) de entre 250 y 300 años de edad, que integran el listado de árboles protegidos.

 La idea de recuperar la historia del pueblo a partir de un sendero de interpretación ambiental fue desarrollada en conjunto con el Museo de los Alemanes del Volga “Pedro A. Sack”, a cargo de José Luis Sack, de la localidad, emplazado en una casa típica de los colonos asentados allí, con sus muebles, enseres y herramientas que pintan una postal de la vida cotidiana de aquellos primeros pobladores.